Opinión 

Agonía sexenal – Isidoro YESCAS

Gobernador-Gabino-Cué-Monteagudo

Pocos fines de sexenio han sido tan complicados en Oaxaca  como el que ahora se observa con el primer gobierno de alternancia. Y es que más allá de la pérdida  de poder de interlocución del gobernador Gabino Cué, por el mismo hecho que  la entidad cuenta desde el mes de junio  con un gobernador electo, lo que ahora se observa es un fuerte vacío de poder que tampoco lo ha podido cubrir Alejandro Murat, quien contra los usos y costumbres de los gobernadores electos, ha preferido no solamente ausentarse de la entidad sino  tomar distancia del conflicto magisterial y de otros conflictos sociales que, concatenados, perfilan un escenario de crisis de largo plazo que podrían convertirse en una bomba de tiempo para el próximo sexenio.

Es cierto que las movilizaciones y acciones de presión de la sección 22 del SNTE no se originaron durante el gobierno de Gabino Cué, pero tampoco se puede negar que en  el triunfo electoral de la alianza partidista que lo postuló en el 2010 jugaron un papel importante algunas corrientes magisteriales. Eso explica  por qué  hasta antes del decretazo que desplazó a la sección 22 del SNTE del control burocrático-administrativo del IEEPO, las relaciones entre el gobierno del estado y el magisterio fueron de estrecha colaboración. Había un pacto de apoyo y de no agresión que se rompió en el 2015 con la creación del “nuevo IEEPO” y la subordinación total del jefe del poder ejecutivo  hacia el gobierno federal.

Y al romperse ese pacto en la esfera de lo sindical sobrevino la ruptura en el terreno político.

El boicot parcial  a las elecciones federales del 2015 fue el primer mensaje de esa ruptura que al siguiente año fue intercambiado por una alianza electoral  con MORENA para jugar con un candidato  a la gubernatura opositor al que el gabinismo promovió por vía del PRD y del PAN.

Con el paro de labores y las movilizaciones sin precedentes que los trabajadores de la educación desplegaron e intensificaron progresivamente desde el mes de mayo de este año el gobierno del estado prácticamente quedó excluido de toda participación en las negociaciones   que ahora se atienden en la Secretaría de Gobernación.  No han sido los casos de Chiapas y Michoacán, por ejemplo, en donde los gobernadores han sido tomados en cuenta por la misma CNTE y sus filiales seccionales para buscar salidas a sus demandas .

Y  a esta cadena de descalabros políticos  ahora habría que sumar el reciente acuerdo de la asamblea estatal del magisterio para pugnar, por lo menos como consigna, por el enjuiciamiento político del gobernador Gabino Cué.

El problema de fondo no es que esta demanda proceda legalmente, sino que tal postura anticipa que con o sin reforma educativa abrogada, con o sin minuta de acuerdos firmadas  entre la CNTE y la SEGOB, el escenario para Oaxaca en los próximos tres meses –hasta topar con el arranque del nuevo gobierno- pareciera que no será de total distensión,  tregua y pacificación.

Una vez agotada la etapa de mayor movilización y  atención a las demandas magisteriales, estaríamos atestiguando la continuidad de las protestas de  un movimiento social antisistémico  para ajustar  cuentas no solamente  con  un gobierno estatal  que ya se conjuga en tiempo pasado – con todas sus secuelas de ineficacia, corrupción y pobreza -,  sino colocando las primeras barricadas políticas para poner a prueba al nuevo gobierno .

Y este escenario es el menos deseable para el desarrollo y el retorno de la normalidad democrática y la gobernabilidad en nuestro estado.

Twitter. @YescasIsidoro

Agosto 18 del 2016.

 

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